Miguel Ángel Contreras Mauss
Tezonapa, Ver. – Familiares y amigos de Julio Valdivia Rodríguez, periodista asesinado el miércoles, le dieron el último adiós en el panteón municipal de Tezonapa.
A las 11:00 de la mañana de este viernes, el féretro color madera con los restos del corresponsal del periódico El Mundo de Córdoba, uno de los de mayor circulación en la zona Centro, partieron de su casa ubicada en el sencillo barrio del Silbato.
En su andar por las calles que diariamente recorría, Valdivia fue acompañado por el mariachi del pueblo hasta llegar a la parroquia de San Isidro Labrador, donde se oficializó una misa en su honor y se clamó a Dios por su eterno descanso.
Su esposa, acompañada de sus hijos de 2, 4, 6 y 10 años, estuvo acompañada por vecinos, amigos y compañeros de trabajo del comunicador, el cual se ganó el cariño de su pueblo, aunque también la enemistad de muchos, sobre todo, de quienes no deseaban salir en la nota roja.
EL cadáver decapitado del reportero fue hallado el miércoles en el poblado de Motzorongo, a 20 minutos de donde él tenía su domicilio. Su cuerpo estaba sobre las vías del tren, a 10 metros su cabeza y muy cerca la motocicleta en la que a diario salía a trabajar.
Las autoridades presumen que el cuerpo fue dejado ahí y simularon un accidente.
La Fiscalía del estado de Veracruz dijo el miércoles en un comunicado que la investigación incluiría como una de sus líneas principales el trabajo de Valdivia como periodista.
La Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas dijo en un comunicado que Valdivia no les había reportado haber recibido amenazas y por lo tanto no tenía medidas especiales de protección. Condenó el asesinato de Valdivia y llamó a las autoridades a investigar profundamente cualquier conexión con su trabajo.
Tezonapa, de donde Valdivia era originario, está en la frontera entre Veracruz y Oaxaca. Motzorongo, donde fue hallado el cadáver, está apenas a unos 8 kilómetros de Tezonapa.
El área donde se encuentran Veracruz y Oaxaca es violenta. Numerosos grupos del crimen organizado, incluyendo el Cártel Jalisco Nueva Generación, operan en la zona.