Atoyac, Ver. –Marcos Adán Solano Miranda busca, cual tesoro, aquellas rocas que después se convertirán en obras de arte.
A los siete años comenzó a plasmar en las hojas de sus cuadernos de la primaria sus primeros bocetos; sin si quiera acudir a una escuela de arte o dibujo, pues para mala fortuna sólo logró alcanzar a salir la educación básica, Solano ha logrado perfeccionar sus pinturas.
El pintor autodidacto asegura que ser artista radica en encontrar un momento creativo y explotarlo, la mayoría de sus pinturas han venido de su imaginación.
Solano lleva más de 30 años dentro del mundo de la pintura artística, periodo en que realizó una infinidad de obras y dice que cada una de ellas está grabada en su cabeza.
Un día de ocio salió a explorar el río, y ahí encontró otra gran forma de plasmar su arte, a través de las rocas, semillas y hojas de los árboles.
Los pinceles y la pintura han acompañado su vida y ahora comparte esta fascinación con su esposa y sus dos hijos.
Sentado a orilla de ventana que da hacia el río Atoyac, Solano saca sus pinceles y comienza a dar colorido a las piedras; algunas de ellas sólo necesitan un toque de pintura pues ya tienen la forma de un objetivo como lo han sido piezas de pan, pájaros, peces y hasta un elefante.
Pero no sólo ha sido eso, sino también con dedicación ha pintado desde paisajes, animales y vehículos en minúsculas semillas.
Pero no sólo es la pintura lo que él sabe hacer; pues esa destreza por las manualidades lo ha llevado a crear camiones, avionetas y animales a escala, creadas con madera y basura reciclaba.
“Mis pinturas se han ido hasta Estados Unidos, me han pedido que les pinte sus coches, sus casas y hasta sus animales”, narra.
El artista reconoce que hace falta más apoyo para lograr hacer que gente como él, sin estudios, llegue tan lejos con su talento.