Ciudad de México. – Hasta mayo, 80.3 por ciento de la producción agrícola nacional fue expuesta a condiciones de sequía, su nivel máximo de los últimos ocho años, por lo que se estima que la cantidad de alimento sembrado sea menor a lo observado durante el año pasado, de acuerdo con el Banco de México (Banxico).
En el último Reporte de Economías Regionales, el banco central detalló que durante el primer trimestre de 2024, el Índice de Producción Agropecuaria Regional (IPAR) mostró una disminución en la actividad en todas las regiones del país a causa, principalmente, de los altos niveles de exposición a la sequía de varios cultivos.
El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) estima que para 2024 la producción de alimentos sea de 293.2 millones de toneladas, 1.9 por ciento menos que lo cosechado durante el año pasado, cuando se produjeron 299 millones de toneladas.
Lo anterior, debido a que “se tuvieron menores superficies sembradas, además de mayor siniestralidad y menores lluvias, todo lo cual fue importante para incidir en una disminución en el volumen obtenido”.
Es así que, en las regiones del centro y norte del país la sequía afectó la producción en cultivos industriales y forrajes, principalmente, en el algodón, sorgo grano y agave; además, en estas zonas del país también se registró una disminución en la cosecha de frutas, hortalizas, tubérculos y plantas ornamentales, particularmente en productos como cebolla, aguacate, espárrago, chile verde, brócoli, fresa, pepino y tomate rojo.
El Banco de México añadió que otros factores que también influyeron a que se redujera la producción en el norte y centro fue, en el caso del algodón, una disminución en la demanda por parte de la industria textil y elevados costos laborales para su cultivo; mientras que la disminución productiva en el agave también se debió a una baja en los pedidos de la industria del tequila ante un exceso en los inventarios de la bebida.
En tanto, la menor producción de frutas, tubérculos, hortalizas y plantas ornamentales, no sólo fue producto de la falta de lluvias, sino también una disminución en la superficie cultivada derivada de una menor rentabilidad esperada en las operaciones de exportación debido a la apreciación acumulada del peso frente al dólar.
La sequía también provocó que en el sur del país cayera la producción de cereales, leguminosas y oleaginosas, pero a pesar de esto, la región cosechó más forrajes de sorgo y maíz debido a que “el ganado bovino permaneció en los establos por periodos más prolongados ante la sequía y las elevadas temperaturas, en detrimento del pastoreo, especialmente en la zona del Istmo de Tehuantepec”, destacó el organismo.
Durante el primer trimestre del año, en las regiones centrales aumentó la siembra y producción de garbanzo, debido a que para su cosecha se requiere hacer menos uso de agua; asimismo, en la región centro-norte hubo un incremento en los cultivos de frijol en sistemas de riego, impulsado también por su bajo consumo de recursos hídricos.
En general, los resultados del IPAR reflejaron que en mayo, fue el mes en el que los niveles de exposición a la sequía fueron superiores al 70 por ciento en la mayoría de los cultivos (maíz grano, frijol, trigo, jitomate, papa y cebolla); sin embargo, en las superficies en las que se cosechó fresa, aguacate y sorgo la exposición superó hasta el 90 por ciento.