Camarón de Tejeda, Ver.- Ingrid Rodríguez García tenía solo 15 años cuando su vida fue truncada por un accidente vial ocurrido el pasado 5 de mayo, que dejó a su familia destrozada física y emocionalmente.
Hoy, sus seres queridos no solo cargan con el duelo de su pérdida, sino también con el abandono de las autoridades que, hasta ahora, no han hecho justicia.
El responsable, identificado como Cortés Cabrera, conducía en evidente estado de ebriedad. “Cuando me levanté del impacto, aún aturdido, lo vi: estaba borracho, y dos mujeres lo ayudaban a salir de la cabina”, narró Ramón Rodríguez Morales, abuelo de Ingrid y también víctima del accidente.
La tragedia dejó cicatrices profundas. Su esposa sufrió múltiples fracturas en costillas, cadera y un ojo, lesiones que la han sometido a una larga y costosa recuperación con dos cirugías recientes. Ramón, por su parte, ha pasado por tres intervenciones quirúrgicas. “Nosotros hemos tenido que costearlo todo. Nos dejaron solos”, dijo, con frustración.
El peso de la indiferencia
La Fiscalía de Córdoba y Veracruz no ha emitido una sola resolución, dejando a la familia en un limbo legal y emocional. “Nadie nos hace caso. Vamos, pedimos ayuda, pero todo queda en promesas vacías”, denunció Ramón.
El Seguro Social también fue incapaz de brindar una solución adecuada, y la familia tuvo que recurrir a clínicas privadas, agravando aún más su situación económica. “Nos cansamos de las largas y la falta de atención. Todo lo que hemos hecho para sobrevivir lo hemos pagado nosotros”, aseguró.
Un último grito de esperanza
Ramón Rodríguez se aferra a la esperanza de que su voz sea escuchada. “Confío en que la gobernadora pueda ayudarnos. Mi nieta era una mujer llena de vida, mi esposa sigue luchando, y no podemos quedarnos así. No queremos limosnas, queremos justicia”, imploró.
Un reclamo de humanidad
Esta tragedia no solo refleja la irresponsabilidad de un conductor, sino también la apatía de un sistema que ha fallado en atender a quienes más lo necesitan. “Perdimos a nuestra niña, y ahora nos enfrentamos a un camino lleno de dolor y abandono. Solo pedimos justicia para honrar su memoria y para que nadie más pase por lo que nosotros estamos viviendo”, concluyó Ramón, con la mirada perdida en un futuro incierto.
La familia Rodríguez García no busca venganza, solo justicia y humanidad. Su caso es un grito desesperado para que las autoridades despierten y actúen, antes de que el olvido borre no solo su tragedia, sino también su lucha.