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Todos bebemos agua con arsénico y floururo

Conagua reveló que la extracción de agua fuera de control

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Agencias SPI

Xalapa, Ver. –  Los pozos de agua Ferrosur (SAS) de Veracruz, El Conchal (Cmasa) de Alvarado y Allende 1 de Coatzacoalcos, excedieron los niveles de riesgo de arsénico en 2018, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El agua con arsénico que se bebe en México rebasa 70 veces el límite permisible por la OMS y su puede causar distintos tipos de cáncer, enfermedades graves de la piel y gangrena.

El reciente estudio Veneno en Mi Agua (2021) de Data Crítica y Quinto Elemento Lab, que analizó una base de datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), reveló que la extracción de agua fuera de control, está provocando que los pozos intensifiquen la liberación de arsénico y fluoruro en el líquido, poniendo en riesgo la vida de millones de mexicanos.

La base de datos oficial que ha pasado por años casi inadvertida, anotó el estudio, reveló que el arsénico de hallarse en niveles altos en 17 estados durante 2012, se expandió a pozos de 24 estados en 2018, el último año de registros completos. 

A partir de 2018 el gobierno federal cada año tomó menos muestras de calidad del agua de la red de monitoreo, pues de 2 mil 260 pozos muestreados en 2018, pasó a mil 192 en 2020, menos de la mitad.

Las pocas menos muestras de agua tomadas en 2019 y 2020, indicaron que los niveles de arsénico continuaron mostrando niveles elevados. 

Si bien durante los sexenios de Felipe Calderón y Peña Nieto la Conagua realizó de manera periódica los análisis del agua de los pozos del país, esta dinámica se rompió con la administración de Andrés Manuel López Obrador.

No obstante, ninguna administración federal ha querido hacer algo al respecto y muchos menos ha informado a la población de este problema de salud pública. 

La Conagua creó la Red Nacional de Medición de Calidad del Agua (Renameca), cuya Red contiene resultados de 121 mil muestras entre 2012 y 2020, el análisis de Data Crítica y Quinto Elemento Lab se concentró sólo en las más de 11 mil muestras de pozos que extraen agua subterránea. 

El análisis reveló que además del arsénico, el fluoruro mostró expansión y altas concentraciones durante la última década. 

El consumo excesivo de fluoruro puede causar deformidades en los huesos o volverlos frágiles y quebradizos; también puede provocar la calcificación de tendones y ligamentos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En 2012, el fluoruro estuvo por encima del límite considerado de riesgo en 25 estados; en 2018 lo estaba en 30 y; para el 2021, 41.6 por ciento de los pozos muestreados rebasaron el límite de riesgo.

Estos elementos llegan al agua de consumo de la población debido a que en México sólo 257 potabilizadoras son capaces de remover arsénico o fluoruro, y sólo 173 están en operación, de acuerdo con una solicitud de información hecha para la investigación a Conagua. 

Hay mil 256 potabilizadoras en el país, es decir que sólo 1 de cada 10 potabilizadoras remueven arsénico o fluoruro. Del agua de la llave, el arsénico pasa a los alimentos que se cocinan con ella.

Estimaciones de universidades mexicanas y estadounidenses, al menos 8.8 millones de mexicanos están expuestos al consumo de arsénico y 3.05 millones al consumo de fluoruro.

Según los datos de la Conagua, ha habido altas concentraciones de arsénico en pozos de Guadalajara, Baja California Sur, Hermosillo, Sonora, Zacatecas, Hidalgo, San Luis Potosí y Guanajuato. 

Datos del gobierno de la Ciudad de México revelan que también está presente en pozos de 6 de las 16 alcaldías de la capital.

Para Veracruz se obtuvieron tres muestreos, que si bien son datos de 2018 como se indicó líneas arriba, la concentración de arsénico ha ido en aumento año con año. 

Los pozos de Cmas El Conchal, del municipio de Alvarado; el Allende 1 del municipio de Coatzacoalcos y; el del SAS (Ferrosur) del municipio de Veracruz, todos excedieron los niveles de riesgo de arsénico. 

Algunas alternativas que la población puede hacer, es captar agua de lluvia para hacerla potable; exigir a la autoridade gubernamental información de la calidad fisicoquímica del agua de los pozos de la comunidad y; sumar acciones con organizaciones que defienden el agua.

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