Atoyac, Ver. – En un contexto marcado por la sequía prolongada y los desafíos que enfrenta el campo cañero, la industria del azúcar en México continúa demostrando su importancia económica a nivel nacional.
A pesar de las dificultades climáticas que han afectado el rendimiento de los cultivos, la caña de azúcar sigue siendo un cultivo esencial, con Veracruz liderando la producción en el país.
Veracruz se mantiene como la entidad líder en la producción de caña de azúcar, con más de 21 millones de toneladas anuales, consolidando su posición como el pilar de la industria azucarera en México.
La combinación de factores geográficos favorables, como su clima y suelos fértiles, ha permitido que Veracruz se mantenga en la cima a pesar de las adversidades climáticas.
Jalisco se posiciona como la segunda entidad más productiva, con una cosecha de 7,202,365 toneladas. A pesar de no alcanzar los niveles de Veracruz, Jalisco ha mostrado una sólida capacidad de producción, contribuyendo de manera significativa a la industria.
San Luis Potosí, con una producción de 5,241,395 toneladas, ocupa el tercer lugar en el país. La región ha tenido que adaptarse a las condiciones cambiantes, incluyendo la sequía, para mantener su nivel de producción.
Oaxaca y Chiapas, con 3,330,095 y 2,996,071 toneladas respectivamente, también juegan un papel importante en la industria azucarera. Estas regiones, aunque más pequeñas en términos de producción total, siguen siendo esenciales para el suministro nacional de caña de azúcar.
A pesar de las condiciones adversas, como la sequía prolongada que ha afectado varias regiones del país, el sector cañero ha mostrado una notable resiliencia. Los productores han implementado diversas estrategias para mitigar los efectos del clima, como el uso de tecnología para la optimización del riego y la selección de variedades de caña más resistentes.
Sin embargo, la situación no deja de ser preocupante. El bajo rendimiento en algunas zonas debido a la falta de agua y otros factores ha llevado a una disminución en la calidad y cantidad de la caña producida. Esto, a su vez, ha impactado en los ingresos de los productores y en la economía de las regiones dependientes de este cultivo.