Córdoba, Ver. – El uso litúrgico de las cenizas en el Miércoles de Ceniza tiene sus raíces en la tradición cristiana, aunque no se encuentra directamente en el Antiguo Testamento.
Sin embargo, las cenizas como símbolo de luto, mortalidad y penitencia han sido utilizadas a lo largo de la historia de la Iglesia como una forma de recordar la fragilidad de la vida humana y la necesidad de arrepentimiento y conversión.
En cuanto al origen de las cenizas utilizadas en la ceremonia del Miércoles de Ceniza, estas provienen de la quema de las palmas bendecidas durante el Domingo de Ramos del año anterior.
Las palmas son recogidas y guardadas durante todo el año para ser quemadas y convertidas en cenizas para la celebración del inicio de la Cuaresma.
Las cenizas resultantes de la quema de las palmas se mezclan generalmente con agua bendita o aceite de crisma para formar una pasta que se aplica en la frente de los fieles en forma de cruz.
Sin embargo, en algunas partes del mundo, las cenizas pueden ser utilizadas en forma seca y rociadas sobre la cabeza de los fieles.
Además de la imposición de cenizas, el Miércoles de Ceniza es un día de reflexión y penitencia, donde los fieles son invitados a meditar sobre su propia mortalidad y a arrepentirse de sus pecados.
Las frases “Polvo eres y en polvo te convertirás” y “Conviértete y cree en el evangelio” son comúnmente pronunciadas por el sacerdote durante la imposición de las cenizas como recordatorio de la importancia de la penitencia y la conversión en la vida cristiana.
Además, la Iglesia Católica establece la obligación de la abstinencia de comer carne todos los viernes de Cuaresma para los fieles mayores de 14 años, como parte de la práctica de la penitencia y la preparación para la celebración de la Pascua.