Agencias SPÍ
Xalapa, Ver. – El desprendimiento o desmoronamiento de rocas que sucede desde hace algunos años en laderas del volcán Cofre de Perote, se debe a que hace 15 mil años existieron tres grandes glaciares en la zona, según un estudio del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana.
Los Investigadores del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana (UV) Víctor Hugo Soto Molina y Carlos Welsh Rodríguez, observaron que en los últimos se venía registrando desprendimiento o desmoronamiento de rocas al lado de la peña del volcán Cofre de Perote.
Los investigadores se enfocaron en entender y mostrar la evolución del volcán, sus laderas, valles y lagos.
Los científicos documentaron que, tras analizar los datos de estaciones de monitoreo ubicadas en los alrededores, así como publicaciones que sostienen que hace 15 mil o 20 mil años la región central del país –incluida la zona de Perote–, tenía un enfriamiento de ocho grados centígrados en comparación con la temperatura actual.
“Las estaciones las ajustamos a los valores de aquellos años para crear las condiciones y trazar la temperatura que prevaleció en ese periodo. Con base en las evidencias morfológicas se pudo corroborar que hay huellas físicas dejadas por glaciares”, precisó Soto Molina.
Con la información obtenida, los académicos reconstruyeron tres glaciares que existieron en el Cofre de Perote (uno grande y dos pequeños), los cuales dejaron huellas; por ejemplo, cerca de la cima hay una gran extensión de roca pulida y con ralladuras, como si hubieran sido hechas por un esmeril, evidencia de que hubo hielo glaciar.
Los investigadores llamaron al glaciar de mayor tamaño Naucampatépetl, nombre náhuatl del Cofre de Perote, mientras que a los dos pequeños los denominaron Infiernillo y Tembladeras.
Descubrieron que los tres glaciares alcanzaron un límite inferior a tres mil 300 metros sobre el nivel del mar. En cuanto a extensión, el más pequeño, Tembladeras, alcanzaba medio kilómetro cuadrado; el mediano, Infiernillo, tenía 1.2 kilómetros cuadrados de superficie y; el más grande alcanzó cerca de 29 kilómetros cuadrados.
Para dimensionar dicho tema, en la actualidad el glaciar del Pico de Orizaba apenas supera el medio kilómetro cuadrado de superficie de hielo.
El estudio precisó que fue el aumento de temperatura en el planeta lo que propició la retracción de los hielos, lo cual derivó en una acción erosiva, creándose socavones y depresiones que se alimentaron del derretimiento glaciar, así como de las lluvias y el agua que escurre de las laderas; por lo tanto, las lagunas actuales son resultado de lo que fueron glaciares.
Otro elemento que lo demostró son los grandes fragmentos de la peña que se están desbaratando, pues al descongelarse el agua se filtra por todas las ranuras existentes, y al solidificarse nuevamente genera una presión que empuja y rompe las rocas, dando origen a los desprendimientos y derrumbes.
Una huella de la existencia de glaciares en el lugar es la forma de “u” que tienen los valles del volcán, las grandes piedras acumuladas en forma lineal y las morrenas glaciares, que son la acumulación de sedimentos, rocas y otros materiales que fueron transportados y depositados por el hielo en movimiento.
La última característica son las estrías en las rocas producto de la ralladura hecha por los sedimentos adheridos al hielo. Todo lo mencionado le hizo saber que son rastros de lo que alguna vez fue un glacial de gran espesor.
Asimismo, el estudio expuso que la vida de un glaciar es de miles y miles de años y, por lo tanto, el episodio que se vive actualmente del derretimiento de glaciares va a demorar cientos o miles de años.
“Seguramente vendrá un nuevo episodio de enfriamiento y si todavía existe el Cofre de Perote nuevamente se cubrirá de hielo, permanecerá así unos 10 mil o 20 mil años y después llegará el retroceso glaciar”, concluyó el investigador universitario.